MÁS ALLÁ DE LAS NOTAS. UNA MIRADA INCLUSIVA AL FINAL DE CURSO.
El final de curso siempre viene cargado de emociones. Llegan las notas, los informes, las reuniones finales… y con todo ello, la necesidad de hacer balance. Para muchas familias, este momento es una mezcla de orgullo, preocupación, alivio y, a veces, frustración. Pero cuando hablamos de niños y niñas con necesidades educativas especiales, este balance necesita una mirada aún más amplia, más humana y, sobre todo, más justa.
Porque las notas son solo una parte del camino. Y en ese camino hay aprendizajes que no siempre se traducen en números, pero que valen muchísimo.
Lo que las notas no cuentan
Y sin embargo, todo eso es aprendizaje. Es progreso. Es éxito.
Una evaluación con sentido
Cuando hablamos de evaluación en educación inclusiva, hablamos de mucho más que de medir. Evaluar es reconocer el punto de partida de cada alumno o alumna, valorar sus avances, identificar apoyos, dar sentido al esfuerzo y, sobre todo, poner en valor lo que cada niño o niña sí puede hacer.
El papel de las familias es clave. Su conocimiento, acompañamiento y mirada son fundamentales para interpretar las notas no como un juicio, sino como una herramienta de diálogo y mejora. Las calificaciones deben servir para abrir puertas, no para cerrarlas.
Final de curso: tiempo de celebrar
Ahora es momento de celebrar. De poner el foco en lo conseguido, por pequeño que parezca. De mirar el curso que termina con gratitud por lo vivido y esperanza por lo que vendrá. De descansar y recargar energías, sin olvidar que el bienestar emocional también es parte del aprendizaje.
Para el verano, un deseo
Porque más allá de las notas, lo que realmente importa es el camino recorrido, y cómo lo hemos caminado juntos.

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