Educación inclusiva en Extremadura.

¿hay mejoras reales en las aulas?

La implantación de la LOMLOE y las nuevas medidas autonómicas en Extremadura como la creación de Aulas TEA, aulas abiertas y el refuerzo de programas como Proa+, Conecta-2 o Incluye, ¿están empezando a dejar una huella visible en los centros educativos?

EN LAS AULAS: SEÑALES DE CAMBIO POSITIVO

  1. Mayor atención individualizada
    Con la llegada de más orientadores, especialistas en audición y lenguaje y docentes de apoyo, los equipos educativos están mejor capacitados para atender las necesidades específicas de cada alumno o alumna, especialmente en etapas tempranas como infantil y primaria.

  2. Más recursos para prevenir la exclusión
    El alumnado con dificultades de aprendizaje, trastornos del desarrollo o barreras sociales tiene ahora más posibilidades de permanecer en el aula ordinaria con apoyos adaptados, lo que refuerza su sentido de pertenencia y participación activa.

  3. Ambientes más flexibles y colaborativos
    Los proyectos como Incluye o las aulas abiertas están permitiendo diseñar entornos con ajustes curriculares, metodologías activas y materiales accesibles, incluyendo lectura fácil y apoyos visuales, algo esencial para alumnado con discapacidad intelectual o del espectro autista.

  4. Más tiempo para acompañar procesos
    Programas como Conecta-2 incorporan profesorado que trabaja en pequeños grupos o de forma individual, lo que alivia la carga del aula general y permite adaptaciones más eficaces.





DESAFÍOS PERSISTENTES

A pesar de estos avances, hay retos que siguen dificultando una inclusión plena:

  • Falta de formación específica del profesorado en diseño universal para el aprendizaje, metodologías inclusivas o uso de apoyos visuales y tecnológicos.

  • Desigualdades entre centros: no todos cuentan aún con los nuevos recursos, lo que genera un acceso desigual a las mejoras.

  • Carga burocrática y falta de coordinación entre servicios, que a menudo ralentizan la respuesta a las necesidades del alumnado.


La nueva ley educativa y sus medidas asociadas en Extremadura suponen un paso firme hacia la inclusión, pero aún queda camino por recorrer. La inversión en recursos humanos y materiales está empezando a transformar las aulas, pero la inclusión no depende solo de estructuras: exige actitudes, formación y compromiso a largo plazo.

La mejora es todavía parcial. El reto está en hacer que cada aula sea un espacio donde todo el alumnado aprenda, participe y progrese, sin excepciones.






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