Efecto pigmalión en la educación

Desde antes de nacer, las personas que nos rodean tienen puestas en nosotros una serie de expectativas sobre cómo seremos físicamente, qué será lo que nos guste hacer, cómo será nuestra personalidad, etc.

Cuando nacemos vamos forjando nuestros gustos, preferencias, personalidad... entorno a esas expectativas que tienen sobre nosotros. ¿Cómo influyen esas expectativas en nuestra forma de vida y la toma de decisiones?

Para dar respuesta a esta pregunta debemos aclarar primero dos conceptos: Efecto Pigmalión y Profecía Autocumplida.

El efecto Pigmalión es el principio por el que alcanzamos nuestras metas más difíciles a partir de la confianza y expectativas positivas que los demás tienen sobre nosotros/as; y en su vertiente negativa, el abandono de nuestros objetivos o la presencia del fracaso al percibir la falta de confianza.

El efecto Pigmalión tiene una relación directa con el concepto de Profecía Autocumplida, la cuál se trata de una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad.

Este efecto tiene un gran poder desde el ámbito de la psicología y la pedagogía, ya que nuestro comportamiento puede verse modificado al responder a las expectativas que nuestro entorno más cercano tiene sobre nosotros.

Si trasladamos todo esto al ámbito escolar y educativo vemos que su presencia va a influir de manera directa en el rendimiento del alumnado en general y de los/as alumnos/as con Síndrome de Down en particular.

Presentar expectativas negativas en cuanto al proceso de aprendizaje del alumnado con Síndrome de Down u otras necesidades, dará como resultado que esos/as alumnos/as no desarrollen su potencial al máximo como fruto de que no se ha confiado en ellos/as.

Todo lo contrario cuando dichas expectativas son positivas; momento en el cuál tanto su nivel de motivación como el rendimiento obtenido corresponderán a la confianza volcada en ellos/as.


Por lo tanto, ¿Cómo actuamos en el aula?

1.Evitamos las etiquetas. Utilizarlas solo favorecerá la creación de expectativas, que no darán la oportunidad de conocer al alumno/a.

2. El pensamiento positivo es la clave del éxito. Si creemos que puede pasar, seguro que pasará.

3.Miramos y escuchamos al alumno/a en su totalidad; e intentamos  focalizar nuestra atención en sus potencialidades y en sus talentos. Seguro que están y seguro que son muchos.

4. Las dificultades se trabajan, no se obvian, pero tampoco se utilizan como excusa para no avanzar.

5.Haciendo accesible el contenido, logramos resultados que nos animarán tanto a docentes como al alumno/a. Siempre hay modos de adaptar, solo hay que buscarlos.

6. Los inconvenientes solo son pequeñas piedras en el camino. Podemos retirarlas o rodearlas para seguir avanzando, pero nunca van a lograr que nos detengamos y nos lamentemos sobre su presencia una y otra vez.

7. Vamos a darnos tiempo a conocer, a preparar, a experimentar y a cambiar. El camino tiene que ser dinámico si queremos conseguir resultados.

8. ¿Preparamos las sesiones y los contenidos a través de sus ojos? Es una buena manera de llegar a nuestros/as alumnos/as.


“Quien confía, logra. Quien no lo hace, pierde”




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