La inclusión empieza en casa
Cuando hablamos de inclusión educativa, imaginamos un ambiente escolar que atiende a la diversidad de
necesidades, que reconoce que todos los alumnos/as tienen habilidades y potencialidades
propias, que considera las diferencias como una oportunidad de enriquecimiento
y no como un problema, un contexto en el que los alumnos y alumnas conviven, cooperan, se aceptan y respetan…
Pero los avances en educación
inclusiva no dependen sólo de los centros educativos y del profesorado, sino de
los estudiantes y, sobre todo, de las familias. Su deber es ser más tolerantes con las diferencias y educar a sus hijos/as en valores que fomenten el respeto y la igualdad.
¿Qué debemos hacer, por tanto, como madres y
padres para promover el respeto a la diversidad desde casa?
- Reflexionar sobre la educación en valores que le estamos dando a nuestros hijos/as.
- Debemos ser un ejemplo para ellos/as, los niños/as aprenden casi todo por imitación. Evitemos generar desigualdades. Solo si nosotros aceptamos la diversidad, ellos/as también lo harán.
- Cuidar nuestro lenguaje y dirigirnos a las
personas con respeto.
- Enseñemos a nuestros hijos/as que todos somos iguales, que compartimos muchos intereses e inquietudes, que todos tenemos unas características personales que nos hacen únicos y nos diferencian del resto; y que todas esas características son tan valiosas y respetables como las nuestras.
- Tratemos a los demás como quieres que te traten a ti. La amabilidad, la paciencia, la comprensión, la tolerancia, el respeto… son algunos de los valores más importantes que debemos inculcar a nuestros hijos/as.
- Mostrar la importancia de valorar el proceso, no solo el resultado, concediéndole más valor al esfuerzo.
- Colaborar y participar con todos, para que todos se sientan parte de un grupo. Ayudar, de manera desinteresada, a los demás.
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